Viajar solo es una de las experiencias más enriquecedoras del mundo, pero entendemos que, como todo en la vida, lanzarse a hacer algo por primera vez da un poco de vértigo. Por ello, si estás en ese punto donde te encanta viajar pero siempre andas dependiendo de los amigos o familia, vamos a darte un empujoncito con estas 5 razones por las que debes viajar solo al menos una vez en la vida.
Ana, una gaditana travelblogger se lanzó a ello hace unos años y desde su blog Estado Civil Viajera nos cuenta historias y muestra unos paisajes espectaculares de muchos de sus viajes singles.
Tener miedo a viajar solo es algo normal, al fin y al cabo, el miedo es una reacción lógica ante algo desconocido. Lo que no podemos permitir es que ese miedo acabe dominando o condicionando nuestras decisiones. Por eso, lo ideal, es ir superándolo poco a poco. Por ejemplo, podemos empezar haciendo una primera toma de contacto viajando solos a sitios cercanos o apuntándonos a viajes grupales organizados. Así nos daremos cuenta de que no solo somos seres sociables, sino que además disfrutaremos mucho compartiendo la experiencia con personas, a priori, desconocidas pero que muy probablemente acabarán siendo amigos para toda la vida.
En su blog, Ana nos cuenta su experiencia personal de su último viaje mochilero por Chile, donde describe la experiencia con la siguiente cita: Viajar sola es lo que quieras hacer, a donde quieras ir, con quién quieras estar y cuándo quieras estar.
Así que esta oda a la libertad vamos a desglosarla en estas 5 razones por las que debes viajar solo al menos una vez en la vida.
Descubrirte y reconectarte
Viajando vamos a encontrar situaciones que normalmente no vivimos en nuestra rutina o zona de confort. De hecho, esto es lo más emocionante de viajar. Por ello, nuestra forma de interactuar será nueva, con lo que nos permitirá conocer más sobre nosotros mismos: nuestra paciencia, límites, fortalezas, capacidades, etc.
Dicen que nunca llegamos a conocernos del todo, por eso viajando adelantaremos un poco esta asignatura que nos permitirá conocer más sobre nosotros mismos y aplicarlo, durante y después de la experiencia.
Deconstruir prejuicios
Viajar te abre la mente frente a la diversidad cultural y te ayuda a romper con todos los prejuicios que nos han inculcado. Al viajar solo tienes una tendencia a ser más observador y reflexivo, somos más sensibles a lo que hay a nuestro alrededor y aprovechamos el tiempo para absorber toda la información visual y auditiva e interactuar con las personas y aprender de estas. Sin duda, los viajes en solitario te ayudan a crecer y madurar personal y espiritualmente.
Tus reglas, tus decisiones
Tú eres tu único equipo, el líder de ti mismo, por lo que todas las decisiones las tomarás tú. No tienes que consensuar, ni democratizar el itinerario con el resto, puedes distribuir tus tiempos, comer lo que quieras y cuando quieras, etc. Aunque pueda parecer un poco rollo estar constantemente tomando decisiones, lo cierto es que este hecho proporciona una libertad que pocas veces has tenido oportunidad de experimentar y ayuda a desarrollar el sentido de la responsabilidad y a ser más consecuentes.
Desarrollas tu instinto e inteligencia emocional
Aunque muchas veces en estos viajes, y al contrario de lo que se piensa, se está poco tiempo solo, este tiempo nos invita a estar más receptivos con lo que ocurre a nuestro alrededor o con las personas que encontramos en el camino, con lo que nuestro instinto y nuestra inteligencia emocional se agudizan. Aprendes a acercarte a la gente de la mejor manera y a conocer nuevas formas exitosas de relacionarte con la gente del lugar.
Libertad absoluta de movimientos
Cuando viajas solo, la improvisación es algo más factible que cuando viajas en grupo. Aunque esto es una cuestión de gustos, ya que va más en la persona. Hay viajeros que prefieren tener todo el itinerario, rutas y hoteles reservados, con lo que el viaje queda bastante cerrado y otros prefieren dejarlo todo a la improvisación. Ambas maneras son lícitas y cada una tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, por eso, lo recomendable es hacer una mezcla. Viajando por nuestra cuenta vamos a conocer a gente fantástica en el camino, con lo que es posible que queramos hacer parte de la ruta con ellos, algo que no podremos hacer si tenemos nuestra guía cerrada. Sin embargo, dejarlo todo a la improvisación puede conllevar problemas como precios más caros o plazas no disponibles, así que lo ideal es hacer un combinado de ambas para reducir al mínimo los imprevistos y dejar espacio para la aventura.
¿Qué te parecen estas 5 razones? ¿Echas de menos alguna? ¡Conoce nuestros programas de viaje y vive la mejor experiencia!